El artículo del mes

Oremos por las intenciones del papa por Pablo Cervera Barranco

Oremos por las intenciones del papa confiadas a su «Red Mundial de Oración» durante el mes de julio de 2025

Orar por el papa y sus intenciones pertenece a la esencia de la vida cristiana. Nuestra oración por el sucesor de Pedro se encuentra a diario en la plegaria eucarística, corazón de la celebración de la santa Misa: «Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, extendida por toda la tierra, y con el papa Francisco…»

El Papa confía cada mes a su Red Mundial de Oración, el Apostolado de la Oración, dos intenciones (una anunciada al comienzo del año y la otra en la inmediatez del mes en curso) que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Son una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos con cretos». Resumen su plan de acción para movilizarnos cada mes por un propósito determinado que nos invita a construir un mundo más humano y más divino.


Intención universal: Por la formación para el discernimiento

Oremos para que aprendamos cada vez más a discernir, saber elegir caminos de vida y rechazar todo lo que nos aleje de Cristo y del evangelio.

Está de moda la palabra «discernimiento» aunque la realidad que encierra es muy antigua. Quizá hoy es más necesario porque vivimos en cambio constante, a veces tenebroso y nublado, lo cual exige una luz especial para las decisiones según Dios. Eso es, al fin y al cabo, el discernimiento: un instrumento para la vida espiritual, familiar y social con el que acertar a la hora de realizar opciones de valor trascendente para la persona. Más que aplicar ideas o principios, la regla más viva del discernimiento es la persona de Cristo. Por eso, cuanto mayor es la identificación con él menos falta hace el discernimiento, porque se da una espontaneidad a la hora de elegir según Jesucristo. 

 

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Ofrece al Sagrado y Dulce Corazón de Jesús todas tus buenas obras y ejercicios que realices, para que él los purifique y perfeccione. Es lo que su Corazón amado desea fervientemente, que siempre está dispuesto a perfeccionar las cosas imperfectas de manera más excelsa.

El asceta debe acostumbrarse a referir a la gloria de Dios, por intención correcta, todas sus acciones; unirse y unir, con la oración y el deseo, todo lo que hace y todo lo que sufre a las acciones y sufrimientos de Cristo. De esta manera, sus obras y sus molestias, que en sí mismas son viles, insignificantes e imperfectas, se volverán muy nobles, espléndidas y muy agradables a Dios. Adquirirán, de hecho, una dignidad inefable por la unión con los méritos de Cristo.

 Venerable Luis Blosio


Ofrecimiento diario 
por la Iglesia y por el mundo

V/ Ven, Espíritu Santo,
inflama nuestro corazón
en las ansias redentoras
del Corazón de Cristo.

R/ Para que ofrezcamos
de veras nuestras personas y obras,
en unión con él
por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo:
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón,
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros peca­dos
y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial:
por el Papa y sus intenciones,
por nuestro obispo
y sus intenciones,
por nuestro párroco
y sus intenciones.