El artículo del mes
Oremos por las intenciones del papa Francisco por Pablo Cervera Barranco
«Red Mundial de Oración» (Apostolado de la Oración) durante el mes de Septiembre 2024
Orar por el papa y sus intenciones pertenece a la esencia de la vida cristiana. Nuestra oración por el sucesor de Pedro se encuentra a diario en la plegaria eucarística, corazón de la celebración de la santa Misa: «Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, extendida por toda la tierra, y con el papa Francisco…»
El papa confía cada mes a su Red Mundial de Oración, el Apostolado de la Oración, dos intenciones (una anunciada al comienzo del año y la otra en la inmediatez del mes en curso) que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Son una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos». Resumen su plan de acción para movilizarnos cada mes por un propósito concreto que nos invita a construir un mundo más humano y más divino.
Por el clamor de la TierraOremos para que cada uno de nosotros escuche con el corazón el clamor de la Tierra, de las víctimas de las catástrofes ambientales y de la crisis climática, comprometiéndonos personalmente a cuidar el mundo que habitamos.
El libro del Génesis recoge el encargo que Dios da al hombre de «llenar la tierra y someterla» (Gén 1,28). Esto pone al hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, por encima de toda criatura y en el vértice de la creación. Evidentemente, este encargo no implica que el hombre pueda actuar con arbitrariedad o capricho, al modo de un tirano. La creación tiene unas leyes que la inteligencia del hombre tiene que descubrir y respetar. Es verdad que el cosmos está «tocado» como consecuencia del pecado original del hombre y de nuestros pecados actuales. No es algo que afecte únicamente a la humanidad en cuanto tal, sino que tiene una repercusión cósmica: «La creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió» (Rom 8,19). Esto nos hace entender también el origen de las catástrofes medioambientales. La oración de este mes trata de concienciarnos en relación al cosmos en que vivimos: poner todo de nuestra parte en el cuidado de la creación, pero sabedores de que no todo está en nuestra mano.
Ofrecimiento diario por la Iglesia y por el mundo
V/ Ven, Espíritu Santo,
inflama nuestro corazón
en las ansias redentoras
del Corazón de Cristo.
R/ Para que ofrezcamos
de veras nuestras personas y obras,
en unión con él
por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío Jesucristo:
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón,
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu reino.
Te pido en especial:
por el Papa y sus intenciones,
por nuestro obispo
y sus intenciones,
por nuestro párroco
y sus intenciones.
* * *
«La idea de poder “ofrecer” las pequeñas dificultades cotidianas, que nos aquejan una y otra vez como punzadas más o menos molestas, dándoles así un sentido, era parte de una forma de devoción todavía muy difundida hasta no hace mucho tiempo, aunque hoy tal vez menos practicada. En esta devoción había, sin duda, cosas exageradas y quizás hasta malsanas, pero conviene preguntarse si acaso no comportaba de algún modo algo esencial que pudiera sernos de ayuda. ¿Qué quiere decir “ofrecer”? Estas personas estaban convencidas de poder incluir sus pequeñas dificultades en el gran com-padecer de Cristo, que así entraban a formar parte de algún modo del tesoro de compasión que necesita el género humano. De esta manera, las pequeñas contrariedades diarias podrían encontrar también un sentido y contribuir a fomentar el bien y el amor entre los hombres. Quizás debamos preguntarnos realmente si esta no podría volver a ser una perspectiva sensata también para nosotros».
Benedicto XVI, «Encíclica Spe salvi», 40