El artículo del mes

Oremos por las intenciones del papa León por Pablo Cervera Barranco

Oremos por las intenciones del papa León confiadas a su «Red Mundial de Oración» durante el mes de octubre 2025

Orar por el papa y sus intenciones pertenece a la esencia de la vida cristiana. Nuestra oración por el sucesor de Pedro se encuentra a diario en la plegaria eucarística, corazón de la celebración de la santa Misa: «Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, extendida por toda la ­tierra, y con el papa Francisco…»

El papa confía cada mes a su Red Mundial de Oración, el Apos­tolado de la Oración, dos intenciones (una anunciada al comienzo del año y la otra en la inmediatez del mes en curso) que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Son una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos». Resumen su plan de acción para movilizarnos cada mes por un propósito concreto que nos invita a construir un mundo más humano y más divino.

Intención universal: Por la colaboración entre las distintas tradiciones religiosas

Oremos para que creyentes de distintas tradiciones religiosas trabajemos juntos para defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana.

Las tradiciones religiosas tienen orígenes y planteamientos diversos. Eso no quita que entre ellas pueda haber colaboraciones en muchos campos, sin que con ello se manifieste ningún tipo de sincretismo o indiferentismo. Por el planteamiento de trascendencia que todas albergan, hay una posibilidad mayor de colaboración que otros colectivos, que pueden significarse por egoísmos o ideologías. El Papa pide que los creyentes se impliquen en los ámbitos de la paz, la justicia y la fraternidad humanas. 

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El ofrecimiento diario es una inmensa plegaria que, por mandato del Vicario de Cristo, se eleva hasta Dios uno y trino. Un inmenso ofrecimiento de los méritos de Cristo, junto con las obras, las alegrías y las frecuentes y meritorias pruebas y sufrimientos de todos nosotros, hermanos en Cristo y, en él, hijos del único Padre celestial. ¿Cómo no ver en esa diaria donación orante un instrumento de grandísima eficacia apostólica y un camino de segura santidad?

Peter Hans Kolvenbach, SJ

Ofrecimiento diario por la Iglesia y por el mundo

V/ Ven, Espíritu Santo,
inflama nuestro corazón
en las ansias redentoras
del Corazón de Cristo.

R/ Para que ofrezcamos
de veras nuestras personas y obras,
en unión con él
por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo:
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón,
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros peca­dos
y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial:
por el Papa y sus intenciones,
por nuestro obispo
y sus intenciones,
por nuestro párroco
y sus intenciones.